viernes, 14 de agosto de 2009

Rodolfo Noguez

El taller de Teatro del Oprimido es una experiencia especial en muchos sentidos. En primer lugar es el primer paso que se da dentro de nuestra institución y es el primer avance hacia un horizonte nuevo y necesario. Por otra parte este tipo de espacios, no son frecuentes en la licenciatura en ninguna de sus áreas, lo que hace que el descubrimiento y la apropiación del espacio sea aun mas enriquecedora. En ese espacio encontré un lugar especial para aprender y aprehender desde un lugar muy interesante. Tal vez no logré involucrarme demasiado cuando se realizaban las devoluciones al final, es que como todo ejercicio que requiere del cuerpo, la mente y el alma para expresar; late en diferentes tiempos y se encuentra con diferentes estructuras en cada uno de nosotros.
En cuanto a la metodología mentiría si digo que algo me desanimó, todos los trabajos me resultaron interesantes. Yo estudié arte dramático por 12 años (quiero dejar en claro que no estoy igualando una disciplina a otra, ni si quiera comparándola) y algunos de los ejercicios eran similares, sin embargo los objetivos completamente diferentes, me pareció muy enriquecedor hacer el ejercicio interno de problematizar el por qué y el para qué.
En cuanto a la aplicación, creo que es un instrumento valiosísimo, he tenido la posibilidad de utilizar herramientas lúdicas, sin embargo creo que esta herramienta que forma parte de una corriente y como tal adquiere una notoria relevancia en el bagaje y el contenido que puede aportarnos. Sería muy valioso para nosotros conocer un poco mas sobre la técnica misma, la aplicabilidad y los contenidos teóricos que se generan.
En el transcurrir de los encuentros, probablemente no podría afirmar que aprendí algo nuevo del relacionamiento con otros, a priori, no de forma consciente. Sin embargo en mi caso fue una instancia positiva en la que se reafirma y asientan cosas como el respeto y la tolerancia en la dinámica grupal.
Probablemente me haya quedado con ganas de hacer algunas cosas, de romper algunas estructuras internas, de seguir navegando un tiempo mas.
El taller fue estimulante en sí mismo, fue estimulante como espacio alternativo, y como aprendizaje individual y grupal. No podría decir que me gustó mas o que me gustó menos. Sin embargo me encantaron los ejercicios de confianza, me parecen sumamente provechosos.
Para los próximos talleres me gustaría que constaran de mas encuentros y contaran con un lugar físico mas apropiado, conozco la realidad de la licenciatura y que esto escapa de sus manos pero sería realmente bueno.
Me gustó el trabajo de los guías, no me gustó mucho debo ser sincero, pero me gustó. Me pareció que era la primera experiencia en el marco universitario y que, como nosotros, también daban sus primeros pasos en este ámbito. Desestructurar la academia es toda una responsabilidad. Creo que aportaría al trabajo no utilizar expresiones como “está prohibido hablar” tan a menudo, yo soy un convencido de que las palabras acompañan los procesos y a veces los perturban.
Ojalá esta experiencia se multiplique y ojalá hayan muchos mas cursos de teatro del oprimido en Liccom. Los felicito por el logro y me gustó ser parte de esto.
Gracias.

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